Ha quedado muy claro. No es un asunto artístico, histórico, patrimonial
o logístico; es, simplemente, las ganas que tienen algunos partidos políticos
de fastidiar a todo aquello que tenga que ver con la Iglesia. Parece que no hay
problemas en nuestra querida Córdoba que ocupen las mentes de esta gente. Ni la
economía, ni el tráfico, los impuestos o el desarrollo; no, nada de eso
importa. Lo que de verdad llena páginas de periódicos es la titularidad de un
templo o una obra menor que se pueda realizar en dicho edificio.