lunes, 12 de diciembre de 2011

Mi factura

Va quedando poco espacio al estupor. La sonrisa nos aflora a la cara con más frecuencia de la debida, tal vez como sustituto del espasmo, el soponcio o el cabreo previo al infarto. A veces uno quisiera tener un caparazón lo suficientemente grande para cubrirse de tanta estupidez como nos rodea, sobre todo de aquella que viene de una clase política exánime y próxima a su liquidación. Resulta que ahora nuestros próceres andaluces han tenido una genial iluminación: Emitir facturas por los servicios prestados por la Administración autonómica

Estas facturas, dicen, pretenden "enseñar a los andaluces lo que cuestan los servicios públicos" y, por supuesto, "el usuario no paga nada". ¿Piensan que somos tontos? Creo que sí. Los ciudadanos sabemos perfectamente lo que cuestan los servicios y claro que pagamos, y mucho, por mantenerlos y utilizarlos. Me sobran facturas para saber lo que pago; valgan como ejemplos la nómina mensual en la que aparecen los importantes descuentos que me aplican; la declaración de la renta, en la  que quedan reflejadas las cantidades que tengo que aportar por tener una vivienda, unos hijos o un sueldo; sirva también cada ticket de compra o factura de servicios, donde se puede ver bien claro el 18 % de IVA que soporto; y no olvidemos cada domiciliación bancaria de impuestos municipales, impuestos sobre la electricidad, sobre el agua, etc. ¿No tenemos ya bastantes facturas? ¿no sabemos bien lo que nos cuesta mantener todo este tinglado social o del bienestar o político o como lo queramos llamar? 

Sólo quiero una factura, diáfana, clara, sin engaños, con IVA y todo lo demás: la del importe de gastos de todos estos políticos que nos dirigen. Quiero la factura de lo que pago por mantener los coches oficiales de los consejeros de la Junta, quiero la factura de los gastos en telefonía, secretarias, dietas, mantenimiento de instalaciones de despachos y palacetes, quiero la factura de lo que me cuesta mantener a tanto asesor, tanto diputado, concejal o consejero; tengo imperiosa necesidad de que me presenten la factura de las subvenciones, de las empresas públicas, de los derroches en aeropuertos o, por qué no, la factura de los ERES. 
Que la señora consejera de Presidencia me presente la factura de sus gastos, que los pago yo, y comparamos con la factura de mi atención médica de este año, que también la pago yo. Entonces veremos si me han costado más sus dietas de desplazamientos o mi visita al oculista para que me gradue la vista.

PD. Afirman que se emitirán ¡cuatro millones de facturas anuales! ¿y cuánto es la factura de las facturas? ¿esto no es derroche o acaso hay quien se beneficia del asunto?