domingo, 20 de julio de 2014

Cofrades-sorpresa



Es verdad, cada día me sorprenden más esos personajes que habitan nuestras hermandades o que revolotean alrededor.  No sé si obran de mala fe, si están sugestionados por la ruin condición de buena parte de nuestros políticos o si tienen intereses espurios inconfesables que se revelan como pequeñas luchas de poder por alcanzar estratos más elevados en este aburrido mundo cofrade. También pudiera ser que se hayan imbuido de cierta prensa amarilla que pretende cada día levantar de su asiento al receptor del mensaje, insuflándole vientos de corrupción, de habladurías o de interpretaciones torticeras próximas a la “conspiración universal”.
El caso es que aquí cada día nos encontramos con una historia diferente, en la que el punto de mira se desplaza encarando al primero que se les ocurra. Bien es cierto que la libertad de expresión es un derecho indiscutible, que la crítica es necesaria para mejorar muchas de las acciones que se llevan a cabo, que no está de más remover un poco las aguas para que el lodo no se asiente y que incluso es deseable cierto aire fresco renovador de pertinaces personajes y enquistadas costumbres. Lo que no puede admitirse es el casco de guerra y la ametralladora bajo la capa de paz de quien dice ser cofrade y gente de iglesia.