domingo, 12 de febrero de 2012

Es difícil ser neutral


Insinuar que la "poderosa mano" de Franco, la Falange y los requetés se alarga desde el Valle de los Caídos o que el "bigotes" y Correa desde el trullo son capaces de poner de acuerdo a todo un tribunal Supremo para condenar a Garzón es poco menos que dejarse atrapar en las redes del pensamiento más abstruso e inverosímil. A este juez se le ocurrió pedir el certificado de defunción de Franco mientras se acumulaban en el cajón causas urgentes de personas vivas que reclamaban justicia; a este juez no le tembló la mano al archivar la causa por apropiación indebida contra directivos del Santander tras cobrar miles de euros de este banco por unos cursos; y tampoco se cortó a la hora de ordenar escuchas a los encarcelados de Gurtel sabiendo la ilegalidad que cometía y las consecuencias procesales que esa acción conllevaba, ni más ni menos que la nulidad de las pruebas. En suma, que a este señor le han asistido todas las garantías procesales y que el Supremo le condena por unos hechos muy concretos. 
Quienes aparecen como paladines de este hombre supongo que será por una cuestión ideológica, como es costumbre en este país, en el que nos rasgamos las vestiduras cuando a un progre se le aplica la Ley, es decir, la doble vara de medir de siempre y la "superioridad moral" de determinadas posturas políticas que son capaces de denigrar a una jueza sevillana en el caso de los ERES, a un jurado en el caso Camps o a un Supremo en lo que nos ocupa, los mismos que manipulaban el Constitucional para aprobar el estatuto catalán o legalizar a los adláteres de los terroristas, resoluciones que no levantaron ni la ceja de los más conspicuos seguidores de toda esta estirpe y que no merecieron comentarios de ilustres blogueros, ni manifestaciones con pancartas a las puertas de los tribunales. Ya sé que la justicia no pasa por sus mejores momentos, reconozco los múltiples errores que se cometen y la lentitud en resolver los procesos, pero sí me congratulo de que no haya intocables, desde Camps o Blanco a Undargarín, pasando, por supuesto, por Garzón.

4 comentarios:

  1. Bien documentado, my friend. Seré un progre de ésos que nombras y me han arrebatado el adalid de mi causa. No sé. Son cosas casi sentimentales. El lado épico del lado sucio.

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  2. Cada uno que sea como quiera, Emilio, no osaré decirle a nadie cómo tiene que pensar. Lo que pasa es que estamos escasos de aladides en condiciones.

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  3. Me alegro de que estemos de acuerdo, Pepe.

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