jueves, 23 de febrero de 2012

Un día de mentiras, otro de vergüenza


1: En el instituto Luis Vives había calefacción hasta las doce de la mañana.
2: El término “primavera valenciana” había sido registrado por Equo dos días antes de los enfrentamientos entre manifestantes y policías.
3: Los detenidos no eran alumnos del instituto. Eran activistas preparados para causar algaradas que provocaron diecisiete heridos, de los que catorce eran policías.
PSOE, IU y otros partidos de izquierdas se ponen al frente con la pancarta e intentan extender la algarada por toda España con el discurso de la “violencia policial”. Ahora son los policías. Ya acabaron con la autoridad de los docentes a base de LOGSE; en este caso, se trata de tener la posibilidad de insultar, escupir, arrojar objetos, agredir o simplemente desobedecer impunemente a un representante de la Ley que cumple con su trabajo de defender los derechos de todos. ¡Qué pronto han salido las asociaciones de padres a protestar por la actuación policial (recordemos que con catorce policías heridos)! Ya no se conforman con protestar en el colegio o instituto porque han suspendido a su hijo, porque le han reprendido o porque han atajado su gamberrismo con un castigo, no, ahora también patean porque, en lugar de estar en clase, sus hijos se dedicaban a insultar a los policías, instigados por profesionales de la revuelta. ¡Qué difícil les va a resultar educarlos!
Y a todo esto, desde el claustro de profesores se anima a los alumnos a manifestarse, tal como aparece en la “catalanísima” web del instituto, incluso se prometen aprobados por participar. Si es que entre los profesores también cuecen habas. Cuando tengan sesión de evaluación aparecerán sus "insumisos" alumnos a la puerta de la sala de profesores con pancartas y dando palos para conseguir el aprobado... entonces que llamen a la policía.
Todos tenemos el derecho de expresar nuestro disgusto, todos podemos montar una manifestación, concentración o lo que sea dentro de la legalidad; pero no es posible asumir como normal la ocupación indiscriminada de las calles y el enfrentamiento sin más con las fuerzas del orden, democrático, claro. Y por último, cierto que el PP utilizó las macro-manifestaciones para presionar a Zapatero, pero qué poco han tardado estos en coger la pancarta.



4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Que cada uno haga su oficio como se le exije. Pero jalear no es un oficio. Las calles, cuando se inflaman, arden, y no parece fácil que se eduque para solucionar las revueltas en el aula, discutiéndolas, confrontándolas. Se educa adentro, se agita afuera. Agitación y propaganda: es la vieja escuela de muchas facciones políticas que pretendían asaltar el poder desde las calles. De acuerdo contigo, Rafa. Se está abriendo la posibilidad, cada vez mayor, de legislar sin leyes. Se está espoleando cierta impresión de que se puede hacer cualquier cosa. La escuela, desgraciadamente, a pesar de las miles de competencias y de los miles de programas burocráticas que la asifixan, debe enfrentarse a educar al pueblo de los próximos veinte, treinta, cuarenta años. Que hablen, que se expresen: que no hostiguen, que no se atribuyan competencias (otra vez la dichosa palabreja) que no les competen (valga la dichosa redndancia)...

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    2. Personalmente me preocupa mucho la educación que están recibiendo estas generaciones. No creo que sea la mejor.

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