lunes, 20 de febrero de 2012

Vuelve el diezmo


La pirámide se invierte a discreción y ya no sabemos dónde está el vértice. Si dicho vértice supone el punto más alto, deducimos que también ahí encontraremos al líder de quien dimana la protección y la autoridad hacia el resto. El mundo cofrade nunca fue visto con especial simpatía por los diferentes prelados, párrocos o superiores de conventos, quienes no entendieron nunca el valor de esta forma de religiosidad popular para acercar el mensaje de Cristo a los creyentes. Tenemos casos peculiares sin salir de Córdoba, y sin necesidad de remontarnos a las prohibiciones del Obispo Trevilla que acabaron con la semana santa en el XIX; casos que suelen reiterar la expulsión del templo de determinadas hermandades, del peregrinaje de otras en busca de una iglesia donde poder colocar a sus titulares o de la pérdida de la sede por ocupar un par de habitaciones pertenecientes a la parroquia o convento. De hecho, la historia de la semana santa de Córdoba está salpicada de cambios de templo, teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos había un párroco o superior de convento que señalaba fieramente con su dedo el camino de salida a los cofrades allí recogidos por no ser de su gusto las actividades que estos llevaban a cabo. Al mismo tiempo, las hermandades tuvieron que buscar sus locales propios para colocar enseres, recibir a los hermanos o celebrar reuniones, siempre fuera del ámbito de la parroquia o convento y mediante costosas inversiones que, en muchos casos, han supuesto un verdadero calvario económico para las cofradías y han estado a punto de llevarlas a la desaparición.
Existe una circular del Obispado sobre tarifas que han de abonar las cofradías por el uso de los templos;  además las hermandades de Córdoba se plegaron hace unos tres años a colaborar con la Diócesis en su obra social de la casa de acogida de Cáritas con un tanto por ciento que descuenta la Agrupación de los ingresos a repartir a hermandades, aunque ya eran muchas quienes tenían su propia actividad caritativa y, aun así, duplicaron su esfuerzo. Anteriormente, ya se había estipulado un porcentaje de obra social para cada entidad a través de un Estatuto Marco que recortaba la peculiaridad de cada hermandad. Ahora se establece un diezmo sobre el montante bruto de ingresos que irá a parar a manos del Obispado para sus propios gastos.
No acabo de discernir si los ingresos del Obispado de transferencias estatales tienen que emanar hacia toda la Diócesis o si, por el contrario, es la Diócesis quien tiene que aportar sus ingresos al Obispo. Lo que está claro es que las hermandades siempre han sido un “añadido” mal mirado por la Iglesia que han tenido que buscar sus propias fuentes de ingresos, ya sea mediante las aportaciones de hermanos, participación en fiestas populares o venta de loterías, fotos o medallas. A ningún directivo cofrade se le ocurriría acudir al Obispado a buscar dinero ante una situación apretada, es más, cuando las hermandades no han podido resistir un mal momento y han desaparecido, sus enseres quedaban a disposición de párrocos y obispos para que dispusieran de ellos. Ahora la situación se invierte. La buena gestión de la mayoría de las hermandades les permite afrontar sus gastos litúrgicos, caritativos y de funcionamiento con cierta fluidez, mientras la Diócesis cordobesa se empantanaba en la gerencia de Cajasur o en recuperar las vigas de la Mezquita-Catedral. Aquí no hablamos de cantidades espectaculares, pero un 10 % de los ingresos brutos sí supondrían un verdadero extravío en el presupuesto de muchas hermandades en las que sus hermanos trabajan duro para salir adelante.
Hay quien me dice que las hermandades “son Iglesia” y, como tales, se acata, se paga y punto; es verdad, pero ¿somos Iglesia sólo para sufragar? ¿sólo para recibir el desprecio de párrocos y vicarios? Sin embargo, no somos Iglesia para ingresar fondos de las entidades bancarias eclesiales o de los beneficios de las entradas a museos y monumentos, por lo que hay que seguir dependiendo de las migajas que suelte el ayuntamiento de turno o la diputación pertinente.
El dinero. Al final todo queda en eso. Curiosamente, el segundo apartado al que se destinarán los fondos recaudados (el primero es para el sostenimiento del clero), según el Estatuto del Fondo Común Diocesano es para el “Culto Divino”. ¿Y no es eso a lo que se dedican las hermandades? La verdad es que no sé en qué dirección vamos.

Estatutos del Fondo Común Diocesano

Información en prensa

4 comentarios:

  1. Está clarísimo que no tienes ni idea de la realidad ni circunstancias de la diócesis ni de las cofradías. Por poner un ejemplo, infórmese de lo que significa "el Culto Divino", y le pondré un ejemplo, el Obispado se ha gastado 700.000€ en restaurar 3 iglesias de mi pueblo en menos de 3 años. Ayuntamiento y Junta de Andalucía no han puesto ni un duro y eso que son B.I.C. Las cofradías apenas si han colaborado económicamente ni buscando ayudas ni nada, tan sólo han hecho una hipoteca de 150.000 euros a pagar en 15 años... vamos, una minucia al año al lado de lo que se gastan en estrenos, porque obras de caridad tampoco hacen nada...
    Ni el Obispado es tan malo, ni todas las cofradías son tan buenas y participativas con la diócesis, las parroquias, las obras sociales y sus gastos... Y con esta medida, se obliga a ello, así ninguna se escapará.

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    1. No me descalifique, sr. Yépez, con si tengo o no tengo idea. Si conociera mi trayectoria cofrade se daría cuenta que al menos experiencia no me falta y creo que conocimientos tampoco. Discuta los argumentos pero sin entrar en terrenos próximos al insulto.
      No sé cuál será la realidad de sus hermandades de Espejo, pero sí le digo que aquí, en Córdoba, hay iglesias restauradas por el Obispado, otras por la Junta y otras por las aportaciones de fieles y también de las hermandades. Además, le diré que las hermandades cordobesas no estrenan al ritmo que en otros lares; entre otras cosas porque dedican buena parte de su presupuesto a sufragar obras de caridad. Le pondría varios ejemplos de pasos sin terminar durante años y años, guiones procesionales incompletos o casas de hermandad de 50 metros cuadrados. Lógicamente no conozco la realidad del 100% de las cofradías, pero sí puedo asegurarle que hablo de una buena parte de ellas.
      No sé si es consciente de que en Córdoba hay muchas hermandades que pagan por usar la iglesia, otras fueron expulsadas de locales que tenía el clero, las hay que se tuvieron que ir de su templo vagando en busca de una nueva iglesia donde poner a sus titulares e incluso otras han estado (y siguen) al borde de la desaparición por no poder afrontar una hipoteca. ¿Y qué hace el Obispado ante eso? ¿Ante esas circunstancias no se es Iglesia? No, sr. Yépez, aquí lo que hay es codicia y ganas de meter la mano donde se sabe que no importa, más que nada por el poco aprecio en que nos tienen.

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    2. Aquí dejo unos enlaces que he recordado en un momento sobre la colaboración de mi Hermandad.

      http://www.jesuscaido.org/noticias/noticias07/noticias07.html
      http://www.jesuscaido.org/noticias/noticias11/noticias11.html#alimentos
      http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/bendecida-nueva-cruz-frente-a-san-cayetano_446898.html

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  2. Actualizo esta entrada:
    Cambia la línea editorial de ABC respecto al diezmo. Ahora comprenden que las cofradías sólo estamos para pagar.
    Otra hermandad, la Universitaria, expulsada de su templo, ¿no decían que todos éramos Iglesia?
    http://www.abc.es/20120226/cordoba/sevi-puerta-201202261021.html

    http://www.abc.es/20120226/cordoba/sevi-universitaria-tambien-debera-abandonar-201202261022.html

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